La batalla de Bailén

sábado, 19 julio, 2008

La batalla de Bailén.

Cerca de la villa de Bailén, Jaén, 19 de Julio de 1808.

Hacía un calor de mil pares de demons, y la cosa no pintaba nada bien. El soldado del batallón de marinos de la Guardia Imperial era un viejo veterano que se había batido el cobre en campos de batalla de media Europa, y no se dejaba engañar por las apariencias: El general Dupont recorriendo las quebrantadas filas francesas, aseverando con imperial fervor que Vedel y los refuerzos se hallaban ya cerca, maniobrando a las espaldas del enemigo; recordando viejas glorias y enfervorizando a sus hombres, mostrándoles la bandera española que los coraceros habían logrado capturar, puede que el único despojo que hubieran arrebatado al enemigo en la terrible jornada. Pero aquello pareció ser suficiente: Al casi ritual grito de ¡Vive l’Empereur! las tropas se pusieron en movimiento, buscando la línea española.

Marchando en la columna de cabeza, el veterano soldado ve resplandecer un rosario de fogonazos recorriendo la línea española, y sus compañeros empiezan a caer tras la barahúnda de sordos chasquidos que resuenan a su alrededor. Las balas rompiendo huesos y carne. Mas, haciendo caso omiso de los huecos en sus filas, la columna sigue su marcha, el redoble del tambor aumentando de ritmo. –¡Serrez la colonne! ¡En avant!- Retumbar de fondo, y con un siniestro silbido las descargas de metralla de la artillería española caen sobre los franceses, haciendo, ahora sí, un amasijo de carne donde antes había infantes, jinetes y caballos. Ya no suena ningún tambor. El soldado mira en derredor, y no ve el estandarte del águila imperial en ninguna parte. Lo que sí ve es al general Dupont herido, y la línea española casi al alcance de su bayoneta. Entonces una nueva descarga de fusilería a bocajarro acaba por deshacer la formación de avance francesa, con las tropas retirándose en desorden y a la carrera buscando alcanzar el relativo refugio de los olivares donde comenzaron la batalla. El veterano gira la cabeza, valorando la distancia a recorrer hasta la masa de árboles, observando el reguero de uniforme azules que indica la progresión de las columnas francesas. –Fils de la putain-. Y entonces, mirando los árboles en la distancia como quien mira la Luna, vuelve la espalda y echa a correr hacia ellos.

La batalla de Bailén, por Alejandro Villén.Hace hoy exactamente 200 años se libraba la batalla que habría de suponer la primera derrota de la Grande Armée napoleónica, que tras conquistar media Europa sin ser batida por ningún ejército enemigo, había ganado prácticamente un halo de invencibilidad. La batalla que habría de suponer el punto de inflexión en la Guerra de Independencia Española, 2 meses y 17 días después del levantamiento popular del 2 de Mayo en Madrid. Hace hoy dos siglos de la Batalla de Bailén.

Grupo recreacionista, soldados españoles.Tras la victoria del general Dupont en la batalla del Puente del Alcolea y la posterior toma y saqueo de Córdoba, el general Castaños reunió a todas las tropas españolas que pudo aprestar para el combate, con la intención de cortar la comunicación entre Madrid y el ejército de Dupont, dificultando su cadena de suministros y comprometiendo su situación. Tras una serie de osadas maniobras, ocultando sus movimientos a los franceses e informándose de las maniobras de éstos a través de los paisanos, obligó a Dupont (que esperaba los refuerzos de los generales Vedel y Dufour) a dividir sus fuerzas, entablándose la batalla a las puertas de la villa de Bailén: 33.000 hombres del lado español, entre regulares y milicianos, contra 24.000 soldados regulares franceses.

Rendición del ejército francés del general Dupont ante el general Castaños en Bailén, por Casado de Alisal.La cruenta batalla se desarrolló en una jornada especialmente calurosa y en una región abierta, con escasa protección natural frente al agobiante calor del sol, lo que favoreció a las tropas españolas, que contaron en todo momento con la ayuda de la población local, especialmente importante en el suministro de agua. Tras varios episodios de lucha muy virulenta y antes de que llegaran los refuerzos franceses alcanzaron los españoles una victoria decisiva: Del lado español habían caído muertos apenas 240 hombres, y otros 730 habían resultado heridos; mientras que entre las filas francesas habían resultado muertos 2.200 hombres y 400 se hallaban heridos, deponiendo las armas casi 17.600 soldados imperiales, que fueron hechos prisioneros y mandados hasta el final de la guerra a la desolada isla-prisión de Cabrera (al sur de Mallorca).

El general Francisco Javier CastañosComo resultado de esta decisiva batalla, se debilitó enormemente el dominio francés sobre España en general, y sobre Andalucía en particular, viéndose forzado José I Bonaparte a abandonar Madrid, y acabándose en las áridas y ásperas tierras españolas con el aura de invencibilidad que revestía al ejército napoleónico. Nuevos refuerzos franceses habrían de llegar a la Península, reestableciendo el equilibrio de fuerzas que haría que estas tierras se vieran convulsionadas por la guerra hasta 6 años más tarde, en 1814. Y pese a la decisiva victoria y el gran paso que supuso en la liberación de España del yugo imperial francés, no deja de resultar paradójico que acercara un poco más el retorno del más nefasto rey que hubiera de ver la monarquía española, Fernando VII. Así como el hecho de que entre los oficiales destacados de la jornada estuviera el argentino José de San Martín, artífice de las futuras independencias de Argentina, Chile y Perú. Dos claros ejemplos de esas paradojas con que la Historia gusta de burlarse del ser humano.

Cartel de las actividades recreacionistas de la batalla de Bailén el año 2007.Y por una vez, estoy orgulloso de las celebraciones y conmemoraciones de un hecho histórico en mi país. Pues en España, y siguiendo la estela de otros países extranjeros, vienen surgiendo desde un tiempo a esta parte grupos de recreacionismo (o «reenactment», en términos técnicos anglosajones), que se dedican a representar hechos históricos (a menudo batallas), generalmente de la época napoleónica, con gran minuciosidad y trabajo de forma totalmente voluntaria y por afición y amor a la Historia. Y Bailén no iba a ser menos. Y como muestra de los eventos que se vienen desarrollando desde ayer viernes hasta mañana domingo (a los que trataré de asistir), podéis explorar aquí, aquí o aquí. Historia viva… y en España. Fascinante, por una vez.

Vídeo de las II Jornadas de recreación histórica en Bailén, año 2007. ]

También podéis echarle un vistazo a la Patente de Corso de Arturo Pérez-Reverte del fin de semana pasado, que va a vueltas con el tema.

 

Aviso: La ilustración del primer párrafo después de la narración es de la autoría del ilustrador Alejandro Villén, al que corresponden todos los derechos de autor. Para más información sobre su obra, podéis acudir a su página web.


2 de Mayo de 1808 – Un día de cólera

viernes, 2 May, 2008

Defensa del Parque de Monteleón.Parque de Artillería de Monteleón, Madrid, 2 de Mayo de 1808.

Estaban solos, y él lo sabía. Solos y completamente jodidos. El capitán de artillería Luis Daoíz descansaba su pierna herida apoyado en la cureña del humeante cañón, cuyo metal quemaba al contacto con la piel, por el uso continuo que había recibido en las últimas 2 horas y media. Daoíz miró alrededor, apenado en su interior, pero tratando de no exteriorizar sino una confianza y moral que no sentía; observando al pueblo, a las decenas, cientos de civiles a los que había arrastrado inútilmente a la defensa de aquél reducto, con el pleno convencimiento de que una vez echado el pueblo madrileño a la calle, no pasaría mucho tiempo hasta que la sublevación se generalizase, y sus compañeros militares se sumaran a la revuelta.

Pero no, su instinto militar le decía lo contrario. Habían logrado unos minutos de descanso en el continuo asalto francés pero, atento el oído, descubría para su pesar que los sonidos de la algarada se iban apagando en la ciudad, resonando sólo algún disparo aislado, perdido. Sólo ellos luchaban ya a aquellas horas; la insurrección estaba controlada, y ellos sentenciados. Esbozó una mueca crispada, que podría ser una sonrisa, mientras alzaba el ensangrentado y mellado sable. Venderían cara su piel, pensó mientras ordenaba a su maltrecha, inexperta y voluntariosa tropa que cargaran las piezas artilleras y los mosquetones, aprestándose al combate. Mejor así, morir matando, que de espaldas a una pared y con un mirlo de plomo en el pecho.

Entonces resonaron los tambores, y con un atronador grito de «¡Vive l’Empereur!», las columnas de infantería imperial aparecieron al final de la calle, cargando a la bayoneta.

Las luchas callejeras que protagonizaron la jornada del 2 de mayo de 1808 en Madrid.Hace hoy exactamente 200 años las clases populares de Madrid se alzaban espontánteamente, en un arranque de cólera y odio hacia el invasor francés, dando lugar a una serie de luchas callejeras multitudinarias que fueron duramente reprimidas, y que eventualmente servirían de la necesaria inspiración para dar comienzo al conflicto que sería conocido como la Guerra de Independencia Española.

Y hace hoy también exactamente 1 año que nos reunimos en este mismo marco para hablar sobre dicha jornada histórica. Es por ello que hoy no me entretendré en comentar nuevos aspectos de la jornada o rememorar los ya tratados, no. Hoy comentaremos la repercusión de aquella jornada en nuestros días, al menos en lo que a su conmemoración se refiere.

Conmemoraciones y polôica... extraños compañeros de cama.Los aniversarios y conmemoraciones son a menudo en nuestro país, ocasiones a temer: Momento para que nuestros políticos se den un paseíllo de rigor, demostrando que siempre tuvieron interés por tal o cual evento o personaje homenajeado; todo el mundo parece no haber podido vivir a este momento sin aquello; se publican libros, estudios, cómics, películas y todo tipo de compra-y-consume, al que nos aferramos como si nos fuera la vida en ello. No vayamos a ser menos incultos que los demás, no.

Y bueno, esta vez no podía ser una excepción. Tras sobrevivir a los hermanos bastardos de El Señor de los Anillos; a las múltiples sociedades secretas, códices, misterios y códigos Da Vinci varios; a los primos lejanos de mi querido capitán Alatriste, y demás… ahora nos llegan 1808, Goya, el 2 de mayo, y las conspiraciones varias. Inevitablemente.

Y mira, pues que no me importa. Total, que cada cuál lea, vea, consuma, piense y celebre (o deje de celebrar) lo que quiera. Yo rememoraré a los héroes del 2 de Mayo, lamentaré la ocasión perdida de librarnos del oscurantismo y abrazar la Ilustración a tiempo, y me sentiré orgulloso de ser español, todo a una.

Un dá de cólera, de Arturo Pérez-Reverte.Y como no podía ser de otra manera, una revertiana recomendación literaria: Una novela-crónica sobre la jornada, de la mano de Arturo Pérez-Reverte, y que tiene por título Un día de cólera. Entretenida en líneas generales, emocionante en ciertos pasajes y edificante de forma global, supone una buena perspectiva de aquella heroíca e infame jornada, que sin embargo se ve lastrada en su ritmo en ocasiones por el afán cronista del autor, debido a las largas aliteraciones de nombres y profesiones que incluye. No obstante, recomendable. Y los que estéis por Sevilla el próximo miércoles, 7 de mayo, podréis encontrar a Arturo en la Feria del Libro.

Y para los -afortunados- madrileños, os pido que vayáis por mí a la magnífica exposición «Madrid, 2 de Mayo – 1808-2008: Un pueblo, una nación». Espero poder visitarla antes de la retiren, allá por Septiembre. Mientras tanto os envidiaré profundamente. Os dejo con el vídeo de presentación de la exposición. Ah, y sí, Pérez-Reverte es comisario de la misma. Revertianismo, sí, qué le vamos a hacer; ya me conocéis.

En cualquier caso, celebrad el levantamiento del día 2 de mayo… aunque sea LEVANTANDOOS de la cama esta mañana. 😉

… El curso de la epopeya de un pueblo indefenso que creyó su deber y su dignidad alzarse en armas… ]

Y para rematar una jornada de marcadísimo revertianismo, un par de referencias del escritor y académico de la lengua sobre el 2 de Mayo: Una intifada de navaja y macetazo. / La paradoja del 2 de Mayo.