La explosión del acorazado Maine

La explosión del acorzado Maine, como quedó recogida en ilustraciones posteriores.

La Habana, Cuba, 15 de febrero de 1898.

Un manto de estrellas cubría aquella noche el puerto de La Habana, recortándose contra el cielo en la semi-sombra de la escasa iluminación eléctrica la mole del acorazado norteamericano «Maine». La ominosa figura llevaba anclada en el mismo lugar desde hacía unas semanas, siendo la piedra angular (junto con su homónimo español en Nueva York, el «Vizcaya») del juego de presiones y tensiones internacionales que amenazaban con provocar un traspiés en el baile diplomático entre el decayente león imperial hispano y el joven águila estadounidense.

Y de repente, ocurrió. Un flamígero torrente de luz hendió la noche cubana, seguido al instante de un terrible estruendo, un tremendo estampido que devino en una miríada de sonidos metálicos. La explosión había volado la proa del «Maine», lanzando los cuerpos inertes de la tripulación en todas direcciones, así como partes de la estructura, y provocando el rápido hundimiento de la nave de guerra. Y apenas acallados los últimos ecos de la explosión, empezó a escucharse un sonido distinto, pero inconfundible: Redoblaban los tambores de guerra.

El Maine hundido en el puerto de La Habana.Hace hoy exactamente 109 años se produjo la misteriosa explosión del acorazado estadounidense Maine en el puerto de La Habana, en Cuba, lo que en el caldeado ambiente diplomático entre ambas naciones supuso para los Estados Unidos de Norteamérica «casus belli» suficiente para declarar la guerra a España, dando inicio al conflicto que sería conocido en nuestro país como «Guerra de Cuba», y que tendría como consecuencias tras la aplastante derrota española la pérdida de las últimas posesiones coloniales en ultramar, apagándose definitivamente la titilante llama de la que antaño fuera crepitante hoguera del Imperio español.

No para adquirir más territorios, sino por la Humanidad.A finales del siglo XIX las grandes potencias mundiales  medían su poder y prestigio (político y económico) por el rasero de su mayor o menor influencia en mayor número de territorios y colonias, a lo que se sumaba la necesidad de exportar a estos nuevos mercados el excedente productivo de las cada vez más boyantes economías industriales. Dado que los Estados Unidos no pudieron participar en el reparto europeo de África y Asia, fijaron su área de expansión inicial en la región del Caribe y el Pacífico, lo que llevó a una escalada de recelos entre los gobiernos estadounidense y español. La debilidad política por la crisis metropolitana desde finales del reinado de Isabel II, la riqueza económico-comercial de las colonias españolas y los infructuosos intentos de compra por parte del gobierno norteamericano dieron paso a fuertes campañas de desprestigio del adversario a través de la prensa de ambas naciones, generando el peligroso caldo de cultivo en el que se produjo la llegada -cargada de intenciones- al puerto cubano y la inexplicada explosión del acorazado estadounidense.

Y decimos inexplicada, pues aún no existen conclusiones definitivas sobre lo que la produjo (pese a que la mayoría se muestran más favorables a una explosión accidental desde dentro, o una detonación voluntariamente provocada por los mismos estadounidenses con el objetivo de forzar el conflicto bélico), pero la prensa norteamericana automáticamente adjudicó al gobierno español la responsabilidad de la voladura de la nave, acusación infamante ésta que fue rechazada de plano por las autoridades españolas.

La colina de San Juan.De una u otra manera, el conflicto se sucedió de manera rápida y desigual, con la destrucción de sendas flotas españolas y la derrota en una batalla terrestre en Cuba, produciéndose en julio las negociaciones de paz de la que sarcásticamente se conoce en Estados Unidos como «A Splendid Little War» («Una Espléndida Guerrita»).

4 Responses to La explosión del acorazado Maine

  1. Myri dice:

    Que te gusta contar batallitas!!

  2. Y tú bien que lo sabes… ¡al menos ahora sé que alguien se lo ha leído! (Aunque no me esperaba menos de mi forofa nº1 😉 )

  3. maine coon dice:

    Buen artículo. 109 años nada menos, esperemos que no vuelva a ocurrir una guerra de cuba en España.

  4. Pobrecito hablador dice:

    Sobre este tema hay un artículo en Con H de España, os dejo aquí la dirección por si quereis echarle un vistazo:
    http://www.conhdeespana.blogspot.com

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