¿Nazi bueno, nazi malo?

jueves, 24 septiembre, 2009

El Oso judío y el teniente Aldo -Apache- Raine practicando su... arte en -Malditos bastardos-.

Recientemente he podido disfrutar de la deliciosamente excesiva (en todos los sentidos) última incursión cinematográfica de Quentin Tarantino, la polémica Malditos bastardos (¿Quién fue el «brillantísimo» experto en Marketing al que se le ocurrió arrebatarnos en España su magnífico título original, Inglourius basterds? -siendo el primer título de la filmografía de Tarantino que se traduce en nuestro país-). Como no es mi objetivo hacer una crítica en profundidad de la película, baste con decir que es genial; que los seguidores de Tarantino la disfrutarán -disfrutaremos-, así como las personas con la mente abierta cinematográficamente hablando a cierto tipo de experiencias delirantes, y que no cometieran el error de esperarse un Kill Bill en la Segunda Guerra Mundial (que algo de eso hay, pero no sólo).

No, lo que me trae hoy ante vosotros es una reflexión que me ha venido rondando desde hace tiempo, propiciada por el estreno no demasiado lejano (allá por Febrero de este año) de otra película que entra de lleno en la temática nazi, pero desde otro ángulo radicalmente diferente: Valkiria. Película que, dicho sea de paso, recomiendo a todos aquellos amantes de la Segunda Guerra Mundial y de los thrillers políticos con tintes de acción, pues si la película tiene una gran virtud es su capacidad de mostrarnos la veleidosa naturaleza del poder, hasta conseguir que nos planteemos en qué consiste éste realmente, y cuan fugaz puede llegar a ser.

El coronel Von Stauffenberg (Tom Cruise) acompañado de otros oficiales el ejército alemán.

Pero centrándonos en el tema que nos traíamos entre manos. Valkiria atesora además algo aún más infrecuente, si cabe: Es uno de los primeros (sino el primero, al menos que me conste) filmes de Hollywood que se atreve a romper con uno de los clásicos arquetipos del cine americano desde la Segunda Guerra Mundial, el de «alemán del período 1939-1945 = nazi = malvado«. Se atreve a distinguir al alemán (e incluso al militar) afiliado o simpatizante del partido nacionalsocialista del resto. Al militar con ideología de ultraderecha del sencillo soldado del ejército alemán, del militar profesional que «sólo cumplía con su deber» (fuera más o menos legítimo éste y las órdenes que recibía, cuestión que queda fuera de toda discusión). Porque si os fijáis, y al menos en lo que al cine estadounidense se refiere, parece que durante el régimen nazi mágicamente desaparecen los millones de alemanes que componían dicho país, y en su lugar -por arte de birlibirloque- aparecen otros tantos millones de nazis. Ya no son habitantes de un país con un régimen totalitario, no, son sencillamente  «nazis«, esto es, el «Mal«.

Por otra parte, y aunque de forma absolutamente delirante y con un evidente y negro ánimo humorístico (otra cosa es que la broma sea del gusto de todos, o que la mayoría la entienda) la película de Tarantino no podría hallarse en una posición más diametralmente opuesta a la arriesgada -aunque justa- propuesta de Valkiria. En palabras del Teniente Aldo Raine (personaje interpretado por Brad Pitt): «Los miembros del partido nacionalsocialista conquistaron Europa asesinando, torturando, intimidando y aterrorizando. Y eso es lo que vamos a hacer con ellos: Ser crueles con los alemanes. […] Los nazis no tienen humanidad, y hay que destruirlos«. Para él todos los soldados alemanes son nazis, esto es, miembros del partido nacionalsocialista; y por tanto merecen morir. Simple. Tarantiniano. Injusto. Pero -de alguna manera- terriblemente divertido.

En cualquier caso, os recomiendo que veáis ambas películas, sabiendo eso sí, como siempre digo, lo que váis a ver, y por tanto lo que podéis esperar de cada una. Y luego dadle una pensada al asunto. Ya me contaréis. Y «cuidaíto» con los «destripes» («spoilers«).

[ Trailer I de Malditos bastardos (el II es demasido revelador). ]

[ Trailer cinematográfico de Valkiria. ]


Regreso al Siglo de Oro

sábado, 6 septiembre, 2008

Trasegando de lo bueno en un bodegón de puntapié en una calle cualquiera de una villa del Siglo de Oro. - Ilustración de Joan Mundet.

Desde un tiempo a esta parte los aficionados a los siglos XVI y XVII podemos estar bastante satisfechos, y es que, sin llegar a constituir la típica avalancha de productos derivados que suscitan temáticas más «mainstream», venimos recibiendo con un continuo goteo diversos productos relacionados con esta época que tanto nos fascina a algunos. Algunos de ellos con más fortuna que otros, pero algo es algo, dijo un calvo.

La Conjura de El Escorial.Así pues y en cuanto al cine, al estreno de Alatriste siguió el de Apocalypto, acompañado de otras películas recientes como las últimas entregas de Piratas del Caribe (II y III), el sinsentido de La dama boba, Miguel y William, la leyendanegrista y panfletaria Elizabeth: La edad de oro, La ronda de noche y Las hermanas Bolena, entre otras; y ayer mismo La Conjura de El Escorial. E incluso en el apartado de series encontramos la entretenida aunque fantasiosa en sus formas Los Tudor, cuya primera temporada ha sido recientemente emitida por Canal+ y su segunda se halla por llegar. No está nada mal para un par de años, sobre todo teniendo en cuenta los futuros proyectos de Solomon Kane (basada en el homónimo personaje de cómic) y Conquistador (sobre la vida de Hernán Cortés). Así que podríamos decir que, de alguna manera, el Siglo de Oro (o más propiamente los Siglos de Oro) está de moda.

Ladrones de Tinta, de Alfonso Mateo-Sagasta.Y no sólo en el cine, pues podríamos hablar de los recientes «primos» literarios que le han salido al capitán Alatriste, como el Isidoro Montemayor de las novelas Ladrones de Tinta y El gabinete de las maravillas, de Alfonso Mateo-Sagasta, el Pedro Capablanca de El manuscrito Calderón y El ritual de las doncellas, de José Calvo Poyato, o el Forcada de El secreto de la Reina Virgen – Forcada: un espía español al servicio de Felipe II, de Carlos Carnicer. Por no mencionar otros libros temáticos como el magnífico Tercios de España: La infantería legendaria, Una pica en Flandes: La epopeya del Camino Español, El Gran Capitán: Gonzalo Fernández de Córdoba, El ejército español en la Guerra de los 30 Años; o La aventura de los conquistadores, del reciente y desgraciadamente fallecido Juan Antonio Cebrián. U otras obras como Tierra Firme: La vida extraordinaria de Martín Ojo de Plata, de Matilde Asensi; el librojuego El oro y el acero, de Ricard Ibáñez; El Rey de las Almadrabas, de Carlos Algora Alba; El castellano de Flandes, de Enrique Martínez Ruíz; Centauros, de Alberto Vázquez-Figueroa; o incluso otras obras «menores», como El conquistador, de Federico Andahazi; o Los ídolos bárbaros, de Archange Morelli, entre otras.

En esta línea, haré un par de recomendaciones y algún comentario:

– Sobre La Conjura de El Escorial: Yendo a contracorriente de la crítica mayoritaria, voy a recomendaros esta interesante película. Entramadas conspiraciones cortesanas se entreveran con el devenir diario de las clases menos pudientes ofreciendo un refrescante lienzo salpicado de pinceladas y guiños sobre cómo se vivía en la época. Mejorable, por supuesto, pero entretenida y digna de verse. A destacar Juanjo Puigcorbé y su Felipe II y al -al menos para mí- desconocido Jürgen Prochnow en sus papel del veterano de Flandes y alguacil Espinosa.

Un imperio en cuyos dominios no se ponía el sol… ]

– Sobre El pícaro: Recientemente he podido disfrutar de esta serie realizada por TVE en 1974, y no puedo sino recomendarla a los amantes de la época que retrata y a aquellos que deseen conocerla un poco mejor, al menos en lo que al ámbito de la picaresca y del mal (o peor) vivir se refiere. Me ha sorprendido gratamente, pues a pesar de que se notan los años transcurridos desde su grabación, el guión -de carácter claramente teatral y basado en textos de la época- está muy bien hilado (en la mayoría de los capítulos) y la labor interpretativa de Fernando Fernán Gómez es sobresaliente, amén de la inesperada -y grata- sorpresa de encontrarte con grandes actores españoles (como Juan Diego o Luis Varela) con 34 años menos.

Fernando Fernán Gómez introduciendo genialmente la serie en el primer capítulo. ]

– Respecto a Águila Roja: A todas luces TVE busca sorprendernos este próximo otoño con una serie de época cuyo héroe es un tanto particular, pues se trata de una suerte de mixtura entre El Zorro y Batman, un justiciero diecisietesco con trazas de ninja que, katana en mano (¡Ah, el horror!) tratará de socorrer a los débiles. Como conocedor y practicante de la esgrima de la época, mi mente chirría ante tamaño despropósito (y no es que las katanas no existieran ya entonces, pues lo hacían desde el siglo X, y cabe dentro de lo posible que alguien que la manejara llegase desde el lejano Cipango hasta la Villa y Corte de las Españas); pero otra parte de mi ser razona que, quién sabe, igual la serie hasta se deja ver y colabore a seguir despertando y manteniendo el interés por la época y crear productos en ella ambientados, si Murphy quisiera. Así que cruzo los dedos por esta aventura, esperando no tener que rasgarnos las vestiduras y ofreciéndole el beneficio de la duda. Y también toco madera, que toda ayuda le va a resultar poca, a lo que parece.

[ Noticia y vídeo sobre la serie / Cortinilla publicitaria ]

 


[El bardo de la Ciudadela recomienda]
→ Y regresando, regresando… regresemos al Descubrimiento.

Tema: BSO «1492: La conquista del paraíso» – Vangelis – Columbus Theme.


La batalla de Bailén

sábado, 19 julio, 2008

La batalla de Bailén.

Cerca de la villa de Bailén, Jaén, 19 de Julio de 1808.

Hacía un calor de mil pares de demons, y la cosa no pintaba nada bien. El soldado del batallón de marinos de la Guardia Imperial era un viejo veterano que se había batido el cobre en campos de batalla de media Europa, y no se dejaba engañar por las apariencias: El general Dupont recorriendo las quebrantadas filas francesas, aseverando con imperial fervor que Vedel y los refuerzos se hallaban ya cerca, maniobrando a las espaldas del enemigo; recordando viejas glorias y enfervorizando a sus hombres, mostrándoles la bandera española que los coraceros habían logrado capturar, puede que el único despojo que hubieran arrebatado al enemigo en la terrible jornada. Pero aquello pareció ser suficiente: Al casi ritual grito de ¡Vive l’Empereur! las tropas se pusieron en movimiento, buscando la línea española.

Marchando en la columna de cabeza, el veterano soldado ve resplandecer un rosario de fogonazos recorriendo la línea española, y sus compañeros empiezan a caer tras la barahúnda de sordos chasquidos que resuenan a su alrededor. Las balas rompiendo huesos y carne. Mas, haciendo caso omiso de los huecos en sus filas, la columna sigue su marcha, el redoble del tambor aumentando de ritmo. –¡Serrez la colonne! ¡En avant!- Retumbar de fondo, y con un siniestro silbido las descargas de metralla de la artillería española caen sobre los franceses, haciendo, ahora sí, un amasijo de carne donde antes había infantes, jinetes y caballos. Ya no suena ningún tambor. El soldado mira en derredor, y no ve el estandarte del águila imperial en ninguna parte. Lo que sí ve es al general Dupont herido, y la línea española casi al alcance de su bayoneta. Entonces una nueva descarga de fusilería a bocajarro acaba por deshacer la formación de avance francesa, con las tropas retirándose en desorden y a la carrera buscando alcanzar el relativo refugio de los olivares donde comenzaron la batalla. El veterano gira la cabeza, valorando la distancia a recorrer hasta la masa de árboles, observando el reguero de uniforme azules que indica la progresión de las columnas francesas. –Fils de la putain-. Y entonces, mirando los árboles en la distancia como quien mira la Luna, vuelve la espalda y echa a correr hacia ellos.

La batalla de Bailén, por Alejandro Villén.Hace hoy exactamente 200 años se libraba la batalla que habría de suponer la primera derrota de la Grande Armée napoleónica, que tras conquistar media Europa sin ser batida por ningún ejército enemigo, había ganado prácticamente un halo de invencibilidad. La batalla que habría de suponer el punto de inflexión en la Guerra de Independencia Española, 2 meses y 17 días después del levantamiento popular del 2 de Mayo en Madrid. Hace hoy dos siglos de la Batalla de Bailén.

Grupo recreacionista, soldados españoles.Tras la victoria del general Dupont en la batalla del Puente del Alcolea y la posterior toma y saqueo de Córdoba, el general Castaños reunió a todas las tropas españolas que pudo aprestar para el combate, con la intención de cortar la comunicación entre Madrid y el ejército de Dupont, dificultando su cadena de suministros y comprometiendo su situación. Tras una serie de osadas maniobras, ocultando sus movimientos a los franceses e informándose de las maniobras de éstos a través de los paisanos, obligó a Dupont (que esperaba los refuerzos de los generales Vedel y Dufour) a dividir sus fuerzas, entablándose la batalla a las puertas de la villa de Bailén: 33.000 hombres del lado español, entre regulares y milicianos, contra 24.000 soldados regulares franceses.

Rendición del ejército francés del general Dupont ante el general Castaños en Bailén, por Casado de Alisal.La cruenta batalla se desarrolló en una jornada especialmente calurosa y en una región abierta, con escasa protección natural frente al agobiante calor del sol, lo que favoreció a las tropas españolas, que contaron en todo momento con la ayuda de la población local, especialmente importante en el suministro de agua. Tras varios episodios de lucha muy virulenta y antes de que llegaran los refuerzos franceses alcanzaron los españoles una victoria decisiva: Del lado español habían caído muertos apenas 240 hombres, y otros 730 habían resultado heridos; mientras que entre las filas francesas habían resultado muertos 2.200 hombres y 400 se hallaban heridos, deponiendo las armas casi 17.600 soldados imperiales, que fueron hechos prisioneros y mandados hasta el final de la guerra a la desolada isla-prisión de Cabrera (al sur de Mallorca).

El general Francisco Javier CastañosComo resultado de esta decisiva batalla, se debilitó enormemente el dominio francés sobre España en general, y sobre Andalucía en particular, viéndose forzado José I Bonaparte a abandonar Madrid, y acabándose en las áridas y ásperas tierras españolas con el aura de invencibilidad que revestía al ejército napoleónico. Nuevos refuerzos franceses habrían de llegar a la Península, reestableciendo el equilibrio de fuerzas que haría que estas tierras se vieran convulsionadas por la guerra hasta 6 años más tarde, en 1814. Y pese a la decisiva victoria y el gran paso que supuso en la liberación de España del yugo imperial francés, no deja de resultar paradójico que acercara un poco más el retorno del más nefasto rey que hubiera de ver la monarquía española, Fernando VII. Así como el hecho de que entre los oficiales destacados de la jornada estuviera el argentino José de San Martín, artífice de las futuras independencias de Argentina, Chile y Perú. Dos claros ejemplos de esas paradojas con que la Historia gusta de burlarse del ser humano.

Cartel de las actividades recreacionistas de la batalla de Bailén el año 2007.Y por una vez, estoy orgulloso de las celebraciones y conmemoraciones de un hecho histórico en mi país. Pues en España, y siguiendo la estela de otros países extranjeros, vienen surgiendo desde un tiempo a esta parte grupos de recreacionismo (o «reenactment», en términos técnicos anglosajones), que se dedican a representar hechos históricos (a menudo batallas), generalmente de la época napoleónica, con gran minuciosidad y trabajo de forma totalmente voluntaria y por afición y amor a la Historia. Y Bailén no iba a ser menos. Y como muestra de los eventos que se vienen desarrollando desde ayer viernes hasta mañana domingo (a los que trataré de asistir), podéis explorar aquí, aquí o aquí. Historia viva… y en España. Fascinante, por una vez.

Vídeo de las II Jornadas de recreación histórica en Bailén, año 2007. ]

También podéis echarle un vistazo a la Patente de Corso de Arturo Pérez-Reverte del fin de semana pasado, que va a vueltas con el tema.

 

Aviso: La ilustración del primer párrafo después de la narración es de la autoría del ilustrador Alejandro Villén, al que corresponden todos los derechos de autor. Para más información sobre su obra, podéis acudir a su página web.


Frases para recordar (II): La Guerra Civil Española

viernes, 18 julio, 2008

Muerte de un miliciano en Cerro Muriano, de Frank Cappa.

«Ha de advertirse a los tímidos y vacilantes, que el que no esté con nosotros, está contra nosotros, y que como enemigo será tratado. Para los compañeros que no son compañeros el movimiento triunfante será inexorable».

General Emilio Mola, dando inicio a la sublevación que devendría en Guerra Civil Española.

Hace hoy exactamente 72 años se producía el pronunciamiento militar que, tras fracasar como golpe de estado, acabaría dando lugar a la cruenta Guerra Civil Española. Espero que jamás hayamos de volver a escuchar palabras como éstas, ni vuelvan nunca los hermanos a alzarse en armas contra sus hermanos.


El paño rojigualda

jueves, 29 May, 2008

Bandera española de Carlos III.Aranjuez, 28 de Mayo de 1785.

«Para evitar los inconvenientes y perjuicios que ha hecho ver la experiencia puede ocasionar la bandera nacional que usa Mi Armada Naval y demás Embarcaciones Españolas, equivocándose a largas distancias o con vientos calmosos con la de otras Naciones, he resuelto que en adelante usen mis Buques de guerra de Bandera dividida a lo largo en tres listas, de las cuales la alta y la baja serán encarnadas y del ancho cada una de la cuarta parte del total, y la de enmedio, amarilla, colocándose en ésta el Escudo de mis Armas Reales […]. No podrá usarse de otros Pavellones […].» – Real Decreto de Carlos III.

Hace hoy exactamente 223 años surge la bandera nacional española como hoy la conocemos, al menos en lo que a sus elementos fundamentales se refiere: El diseño del paño rojigualda, con las 3 franjas horizontales (roja, gualda, roja, siendo la del medio de aproximadamente el doble de anchura que las otras dos). Y desde entonces hasta ahora sólo han venido variando los escudos de armas de la misma, con la única excepción de la versión tricolor utilizada durante la II República (1931-1939), en la que las bandas adoptaron la misma anchura (representando la igualdad, al igual que en el resto de las banderas tricolores republicanas de otros estados) y la inferior tornó el color rojo por el morado.

Escribo esta pequeña entrada a riesgo de ser calificado de patriotero o de lindezas por el estilo, pero quien bien me conozca sabe que la razón que me inspira es otra bien distinta: Responder con este apunte histórico a los que, sin razón para ello, reniegan de su símbolo nacional (triste destino de la nación -con ese término- actualmente existente más antigua de la Historia y la que más se cuestiona el concepto de sí misma) alegando que se trata de una bandera ¿franquista?. Demostrar, a fin de cuentas, que la Historia la escriben los vencedores, pero que al final la verdad histórica acaba saliendo siempre a la luz, con el tiempo: Que por mucho que haya facciones e ideologías que traten a apropiarse de los símbolos del pueblo, no son éstos los que se los arrebatan, sino el propio pueblo el que se los deja arrebatar. Nuestra bandera nacional es mucho más antigua y propiamente española (ya Felipe II cambió los colores de la bandera con la Cruz de Borgoña roja sobre fondo blanco a sobre fondo amarillo -rojigualda de nuevo-) que el franquismo. Afortunadamente.

Imperio Español, Siglos XVI-XVIII.

[ Imperio Español, Siglos XVI-XVIII ]

Cabe también preguntarse qué hubiera pasado si hubiéramos mantenido la bandera que durante más tiempo (y a lo largo y ancho de todo el mundo) representó a España como nación -e imperio– (sobre todo en el exterior): La antes mencionada bandera con la Cruz de Borgoña o Aspa de San Andrés, herencia de Felipe El Hermoso (junto con Flandes). No fue sino por una mera cuestión práctica (evitar su confusión en el mar con la de otras naciones), por un mero accidente de la Historia, que se produjo el cambio; quizás hoy día no pensaríamos que aquel noble símbolo (la Cruz de Borgoña) es simplemente parte de la simbología carlista (otro triste caso de apoderamiento de símbolos comunes), sino una seña de nuestro pasado común. De nuestra Historia.

Bandera española, 1785-1873 & 1875-1931

[ 1785-1873 & 1875-1931 – Modelo de Carlos III ]

Bandera española de la I República, 1873-1874.

[ 1873-1874 – I República ]

Bandera española de la II República, 1931-1939.

[ 1931-1939 – II República ]

Bandera del Bando Nacional durante la Guerra Civil Española, 1936-1938.

[ 1936-1938 – Bando Nacional – Guerra Civil Española ]

Bandera del Régimen Franquista, 1938-1981.

[ 1938-1981 (Con ligeros cambios en el tiempo) – Régimen Franquista ]

Bandera constitucional española, 1981-.

[ 1981- / Bandera Constitucional ]

 


[El bardo de la Ciudadela recomienda]
→ Para complementar el contenido de esta entrada…

TemaHimno nacional de España – Marcha Real.


2 de Mayo de 1808 – Un día de cólera

viernes, 2 May, 2008

Defensa del Parque de Monteleón.Parque de Artillería de Monteleón, Madrid, 2 de Mayo de 1808.

Estaban solos, y él lo sabía. Solos y completamente jodidos. El capitán de artillería Luis Daoíz descansaba su pierna herida apoyado en la cureña del humeante cañón, cuyo metal quemaba al contacto con la piel, por el uso continuo que había recibido en las últimas 2 horas y media. Daoíz miró alrededor, apenado en su interior, pero tratando de no exteriorizar sino una confianza y moral que no sentía; observando al pueblo, a las decenas, cientos de civiles a los que había arrastrado inútilmente a la defensa de aquél reducto, con el pleno convencimiento de que una vez echado el pueblo madrileño a la calle, no pasaría mucho tiempo hasta que la sublevación se generalizase, y sus compañeros militares se sumaran a la revuelta.

Pero no, su instinto militar le decía lo contrario. Habían logrado unos minutos de descanso en el continuo asalto francés pero, atento el oído, descubría para su pesar que los sonidos de la algarada se iban apagando en la ciudad, resonando sólo algún disparo aislado, perdido. Sólo ellos luchaban ya a aquellas horas; la insurrección estaba controlada, y ellos sentenciados. Esbozó una mueca crispada, que podría ser una sonrisa, mientras alzaba el ensangrentado y mellado sable. Venderían cara su piel, pensó mientras ordenaba a su maltrecha, inexperta y voluntariosa tropa que cargaran las piezas artilleras y los mosquetones, aprestándose al combate. Mejor así, morir matando, que de espaldas a una pared y con un mirlo de plomo en el pecho.

Entonces resonaron los tambores, y con un atronador grito de «¡Vive l’Empereur!», las columnas de infantería imperial aparecieron al final de la calle, cargando a la bayoneta.

Las luchas callejeras que protagonizaron la jornada del 2 de mayo de 1808 en Madrid.Hace hoy exactamente 200 años las clases populares de Madrid se alzaban espontánteamente, en un arranque de cólera y odio hacia el invasor francés, dando lugar a una serie de luchas callejeras multitudinarias que fueron duramente reprimidas, y que eventualmente servirían de la necesaria inspiración para dar comienzo al conflicto que sería conocido como la Guerra de Independencia Española.

Y hace hoy también exactamente 1 año que nos reunimos en este mismo marco para hablar sobre dicha jornada histórica. Es por ello que hoy no me entretendré en comentar nuevos aspectos de la jornada o rememorar los ya tratados, no. Hoy comentaremos la repercusión de aquella jornada en nuestros días, al menos en lo que a su conmemoración se refiere.

Conmemoraciones y polôica... extraños compañeros de cama.Los aniversarios y conmemoraciones son a menudo en nuestro país, ocasiones a temer: Momento para que nuestros políticos se den un paseíllo de rigor, demostrando que siempre tuvieron interés por tal o cual evento o personaje homenajeado; todo el mundo parece no haber podido vivir a este momento sin aquello; se publican libros, estudios, cómics, películas y todo tipo de compra-y-consume, al que nos aferramos como si nos fuera la vida en ello. No vayamos a ser menos incultos que los demás, no.

Y bueno, esta vez no podía ser una excepción. Tras sobrevivir a los hermanos bastardos de El Señor de los Anillos; a las múltiples sociedades secretas, códices, misterios y códigos Da Vinci varios; a los primos lejanos de mi querido capitán Alatriste, y demás… ahora nos llegan 1808, Goya, el 2 de mayo, y las conspiraciones varias. Inevitablemente.

Y mira, pues que no me importa. Total, que cada cuál lea, vea, consuma, piense y celebre (o deje de celebrar) lo que quiera. Yo rememoraré a los héroes del 2 de Mayo, lamentaré la ocasión perdida de librarnos del oscurantismo y abrazar la Ilustración a tiempo, y me sentiré orgulloso de ser español, todo a una.

Un dá de cólera, de Arturo Pérez-Reverte.Y como no podía ser de otra manera, una revertiana recomendación literaria: Una novela-crónica sobre la jornada, de la mano de Arturo Pérez-Reverte, y que tiene por título Un día de cólera. Entretenida en líneas generales, emocionante en ciertos pasajes y edificante de forma global, supone una buena perspectiva de aquella heroíca e infame jornada, que sin embargo se ve lastrada en su ritmo en ocasiones por el afán cronista del autor, debido a las largas aliteraciones de nombres y profesiones que incluye. No obstante, recomendable. Y los que estéis por Sevilla el próximo miércoles, 7 de mayo, podréis encontrar a Arturo en la Feria del Libro.

Y para los -afortunados- madrileños, os pido que vayáis por mí a la magnífica exposición «Madrid, 2 de Mayo – 1808-2008: Un pueblo, una nación». Espero poder visitarla antes de la retiren, allá por Septiembre. Mientras tanto os envidiaré profundamente. Os dejo con el vídeo de presentación de la exposición. Ah, y sí, Pérez-Reverte es comisario de la misma. Revertianismo, sí, qué le vamos a hacer; ya me conocéis.

En cualquier caso, celebrad el levantamiento del día 2 de mayo… aunque sea LEVANTANDOOS de la cama esta mañana. 😉

… El curso de la epopeya de un pueblo indefenso que creyó su deber y su dignidad alzarse en armas… ]

Y para rematar una jornada de marcadísimo revertianismo, un par de referencias del escritor y académico de la lengua sobre el 2 de Mayo: Una intifada de navaja y macetazo. / La paradoja del 2 de Mayo.


La vida sin nosotros

viernes, 25 abril, 2008

Megalópolis post-humana.Los que me conocéis sabéis que soy muy dado (sobre todo de un tiempo a esta parte) a las historias apocalípticas, aquellas en las que, por una u otra razón, la civilización y/o la especie humana acaba llegando a su fin. Y no es sino por esta razón que me gustan las -buenas- películas de zombis, las de -plausibles- Días del Juicio Final, los oscuros y pesimistas relatos de H.P. Lovecraft, obras como Soy Leyenda de Richard Matheson (que tuve la casi milagrosa suerte de descubrir y leer antes de que se supiera del rodaje de la homónima película con Will Smith) y elementos parecidos.

Robert Neville en compañá de su fiel y perruno compañero.El muy humano temor y curiosidad sobre la muerte colectivizado a nivel de especie o civilización: ¿Qué ocurrirá con el mundo cuando me haya ido? ¿Qué ocurrirá cuando NOS hayamos ido? A lo largo de la Historia han caído y surgido civilizaciones, pueblos y culturas constantemente, por lo que la pregunta parece, a priori, escasamente relevante. Pero hay una gran diferencia entre el mundo actual y el mundo anterior a mediados del siglo XX: Y es que anteriormente, dados los obstáculos en materia de transporte y tranmisión y divulgación de la información, y las menores interrelaciones entre civilizaciones, pueblos y naciones, era difícil hablar de LA civilización humana, sino de MUCHAS civilizaciones humanas. Sin embargo en el globalizado mundo de la Sociedad de la Información, donde una pequeña crisis en el mercado hipotecario de cualquier economía de tamaño medio puede tener importantes repercusiones en el resto del mundo, donde la información fluye, nos interconecta y nos hace dependientes unos de otros, en este moderno mundo de progreso y constante evolución… se halla nuestra mayor debilidad.

Las maravillas de la ingenierá moderna resistirán el paso del tiempo como las Maravillas del Mundo Antiguo.Resulta paradójico que en pleno cénit tecnológico, social y humano de nuestra especie, en nuestro momento de mayor esplendor, nos hallemos en nuestro momento más vulnerable. Terribles epidemias como la Peste medieval que hicieron estragos en un mundo agrandado y aislado por los precarios medios de transporte arrasarían transformadas en apocalípticas pandemias en el actual contexto de nuestro enpequeñecido e interconectado planeta, a pesar de nuestra superior ciencia biomédica. Crisis energéticas, superpoblación, la Teoría del Miedo, la proliferación nuclear, la inexorable contaminación de nuestro Medio Ambiente, el riesgo de una Tercera (y definitiva, probablemente) Guerra Nuclear Mundial… Soy de los que piensan que, de una u otra manera, no nos queda mucho como especie; no al menos siguiendo el estilo de vida que conocemos y amamos (porque no nos engañemos, qué cómodo es vivir en la absoluta ignorancia de estas macrocuestiones).

Y pese a lo pesimista que pueda parecer la idea, no dejo de considerarlo un concepto fascinante, una mixtura de curiosidad malsana, lejana preocupación, auto-convencimiento del merecidísimo castigo y, supongo, algo de morbo. Todo muy propio de la naturaleza humana, por otra parte.

El mundo sin nosotros, de Alan Weisman.

Y en esta línea he de recomendaros (pese a los típicos anglocentrismos de este tipo de producciones) el magnífico documental La vida sin nosotros que recientemente ha emitido Canal de Historia, y que a buen seguro sabréis encontrar en alguna fuente, tan habituales en nuestra Sociedad de la Información. Documental que a su vez está basado en el libro El mundo sin nosotros, de Alan Weisman, que tras una prolongada investigación y consulta a múltiples expertos de otras tantas disciplinas ha dibujado un muy aproximado escenario de lo que sería de muchos de los elementos de nuestra civilización humana si de repente, chac, con un chasquear de dedos, todo ser humano desapareciera de la faz de la Tierra. Y es que no se trata de la historia de nuestra caída, no, sino de qué ocurriría con el mundo que dejamos atrás, qué testigos dejaríamos a una especie inteligente que nos sucediera.

¡CATACROC!Absolutamente recomendable para todos aquellos que alguna vez se han planteado qué hubiera pasado si por una vez el héroe (estadounidense, por supuesto) no hubiera llegado a tiempo para desviar al asteroide de su ruta de colisión con el Planeta Azul. O de desconectar la bomba. O de destruir el malvado Dispositivo del Juicio Final. O de detener el lanzamiento del misil nuclear. O de patear el culo de cada puñetero invasor extraterrestre. Esto es, qué hubiera pasado en la vida real. Os dejo con el trailer.

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