De un retorno… para quedarse

martes, 9 marzo, 2010


Toda persona ha de luchar sus propias batallas, y a menudo éstas no tienen la buena costumbre de avisar antes de llegar, sino que, sencillamente -y es un poner-, al amanecer tienes a un ejército enemigo perfectamente alineado y con sus gallardetes al viento frente a tus dominios. Y claro, una vez en la vorágine, apáñatelas para estar en misa y repicando. O como reza otro muy castizo, sabio y gráfico dicho español: «Tetas y sopa no caben en la boca«. Así que aquí me tenéis, victorioso y practicando una vez más el eterno retorno a mis dominios, espero que esta vez de una manera más estable (ya me he encargado de apostar vigías en las fronteras, por la cuenta que me trae).

Así pues, y como ligera puesta al día y ejercicio para recuperar el buen tono, comentaremos una serie de cuestiones -más o menos recientes- que han podido quedarse en el tintero en los últimos tiempos:

  • Estreno de la visión «guyritchiana» de Sherlock Holmes:

Por supuesto que no se trata de una noticia novedosa, pero no pude comentarlo en su momento y no quería dejar de hacerlo. Quienes me conocen saben que siempre he defendido -y siempre defenderé- una máxima en lo que a cine se refiere: «Ir al cine sabiendo qué película vas a ver«. Esto es, ver una película informado (que no «spoileado«) sobre la obra que esperas ver, para evitar llamarse a equívocos sobre lo que puedes esperar de tal o cuál película. O lo que es lo mismo: Ajustar las expectativas (que no prejuzgar) y decidir correctamente a qué quieres dedicar tu tiempo (y dinero).

Esto viene a colación del pequeño revuelo que generó esta entretenidísima (y de trepidante ritmo, como no podía sino ser con Guy Ritchie en la dirección) película, dando lugar al inevitable duelo entre los más acérrimos defensores del llamado «canon holmesiano» y el resto.

Y de alguna manera no les falta razón, pero puede que la diatriba tenga su origen en un problema de enfoque: El ir al cine no sabiendo de antemano que ésta no era una película de Sherlock Holmes al uso, sino que vendría a ser al «canon holmesiano» lo que 300 es a la batalla de las Termópilas: Esto es, una visión fílmica libre basada no directamente en la materia original, sino en una previa reinterpretación (el cómic de Frank Miller en el caso de los espartanos y el de Lionel Wigram en el caso del detective londinense).


Pero es que, con eso y con todo, la película demuestra ser más fiel a los textos originales de Conan Doyle de lo que pudiera parecer en un primer momento, debido a que el paso del tiempo y las diferentes versiones cinematográficas han ido moldeando un Holmes ligeramente distinto al estrictamente literario. Así pues, entre sus aciertos se encuentra la representación de un Sherlock Holmes activo, impetuoso incluso, un maestro del disfraz que ante la siempre perpleja mirada de su fiel Watson hace subrepticias entradas y salidas a horas intempestivas tras una pista caliente; un Holmes que se mueve como pez en el agua tanto entre la más rancia aristocracia como entre los individuos de la más baja estofa; un detective que ante la inexistencia de un caso que realmente ponga a prueba sus capacidades mentales y alimente su espíritu da la espalda al mundo, encerrándose y dándose a la droga; un consumado pugilista, capaz de llevar las palabras a los hechos por su cuenta y riesgo, y no meramente un estirado británico; un sagaz e inasequible al desaliento deductor que no descansa hasta dar respuesta a cada incógnita del misterio (y con ello me refiero a las últimas escenas de la película). Por nombrar algunos de sus ciertos.

Así pues, y aunque la película no está exenta de errores (ni mucho menos), es una obra muy disfrutable, tanto por el aficionado acérrimo a Holmes (entre los que me hallo) como por el lego en la materia, siempre que se tenga claro previamente a su visionado qué es lo que se va a ver. Así pues, y al margen de lo que os hayan contado, vedla, dadle una oportunidad, pues la merece.

  • Aprobada la 1ª Temporada de la miniserie de Canción de Hielo y Fuego:

Y es que a principios de este mes de Marzo los «mandamases» de la gran productora (tanto por medios como por calidad) HBO han dado finalmente «luz verde» a la producción de la primera temporada de la miniserie basada en la magnífica saga literaria Canción de Hielo y Fuego (que versará sobre lo acontecido en el primer libro de la serie, Juego de Tronos), de la que ya hablamos con anterioridad. Eso sí, dudo que se emita nada antes de dentro de un año, pero es una gran noticia para los aficionados a la misma. Podéis echarle un vistazo al reparto AQUÍ.

  • El Óscar de Malditos Bastardos:

Sí, sí, es cierto que la película estaba nominada a 8 estatuillas de Tito Óscar (lo cual ya es un triunfo per se) y sólo se ha llevado 1. Pero no nos olvidemos que estamos hablando de una película de Quentin Tarantino en los Óscar. Y lo repetiré una vez más: Tarantino. En los Óscar. Así pues, el premio que se ha ganado a pulso Christoph Waltz interpretando a uno de los más geniales, perversos y carismáticos malvados que haya visto jamás el celuloide (el Coronel Hans Landa se come -no literalmente- en pantalla al resto de los personajes) sabe a auténtica gloria.

  • Los Goyas de Celda 211:

Merecidísimos desde mi punto de vista, pues suponen el reconocimiento a una película que demuestra, fotograma a fotograma, que se puede hacer muy buen cine en nuestro país (como ya hizo en su momento El Método, por ejemplo). Claro, son propuestas arriesgadas, alejadas del habitual (y a menudo casposo y facilón) perfil fílmico español. Pero ya se sabe que el que nada arriesga, nada gana. ¡Ole por ellos! Si sólo tuviéramos más «Malamadres»…

[ Lo importante es que no te confíes… No te olvides nunca de dónde estás. ]

  • Estreno de The Pacific en España:

Muy cercano se halla ya el estreno de The Pacific, miniserie producida por la HBO que podríamos considerar la «heredera» de la absolutamente genial Hermanos de sangre. En una iniciativa poco habitual, la serie se estrenará en España (y doblada al castellano) el día siguiente a su emisión en Estados Unidos, por lo que los abonados a Digital+ podrán disfrutarla a partir del próximo lunes 15 de Marzo (y los demás… bueno, estoy seguro de que encontrarán la manera de verla 😉 ). Con que sólo sea la mitad de buena que su predecesora, ya sería una muy buena producción. Y todo apunta a que así será.

[ God created japs too… right? ]

Bueno, esto es ello por ahora. Espero que os haya servido la información de pequeña puesta al día y de aperitivo de todo lo que está por venir. ¡Esto no ha hecho más que comenzar! 😀


¿Nazi bueno, nazi malo?

jueves, 24 septiembre, 2009

El Oso judío y el teniente Aldo -Apache- Raine practicando su... arte en -Malditos bastardos-.

Recientemente he podido disfrutar de la deliciosamente excesiva (en todos los sentidos) última incursión cinematográfica de Quentin Tarantino, la polémica Malditos bastardos (¿Quién fue el «brillantísimo» experto en Marketing al que se le ocurrió arrebatarnos en España su magnífico título original, Inglourius basterds? -siendo el primer título de la filmografía de Tarantino que se traduce en nuestro país-). Como no es mi objetivo hacer una crítica en profundidad de la película, baste con decir que es genial; que los seguidores de Tarantino la disfrutarán -disfrutaremos-, así como las personas con la mente abierta cinematográficamente hablando a cierto tipo de experiencias delirantes, y que no cometieran el error de esperarse un Kill Bill en la Segunda Guerra Mundial (que algo de eso hay, pero no sólo).

No, lo que me trae hoy ante vosotros es una reflexión que me ha venido rondando desde hace tiempo, propiciada por el estreno no demasiado lejano (allá por Febrero de este año) de otra película que entra de lleno en la temática nazi, pero desde otro ángulo radicalmente diferente: Valkiria. Película que, dicho sea de paso, recomiendo a todos aquellos amantes de la Segunda Guerra Mundial y de los thrillers políticos con tintes de acción, pues si la película tiene una gran virtud es su capacidad de mostrarnos la veleidosa naturaleza del poder, hasta conseguir que nos planteemos en qué consiste éste realmente, y cuan fugaz puede llegar a ser.

El coronel Von Stauffenberg (Tom Cruise) acompañado de otros oficiales el ejército alemán.

Pero centrándonos en el tema que nos traíamos entre manos. Valkiria atesora además algo aún más infrecuente, si cabe: Es uno de los primeros (sino el primero, al menos que me conste) filmes de Hollywood que se atreve a romper con uno de los clásicos arquetipos del cine americano desde la Segunda Guerra Mundial, el de «alemán del período 1939-1945 = nazi = malvado«. Se atreve a distinguir al alemán (e incluso al militar) afiliado o simpatizante del partido nacionalsocialista del resto. Al militar con ideología de ultraderecha del sencillo soldado del ejército alemán, del militar profesional que «sólo cumplía con su deber» (fuera más o menos legítimo éste y las órdenes que recibía, cuestión que queda fuera de toda discusión). Porque si os fijáis, y al menos en lo que al cine estadounidense se refiere, parece que durante el régimen nazi mágicamente desaparecen los millones de alemanes que componían dicho país, y en su lugar -por arte de birlibirloque- aparecen otros tantos millones de nazis. Ya no son habitantes de un país con un régimen totalitario, no, son sencillamente  «nazis«, esto es, el «Mal«.

Por otra parte, y aunque de forma absolutamente delirante y con un evidente y negro ánimo humorístico (otra cosa es que la broma sea del gusto de todos, o que la mayoría la entienda) la película de Tarantino no podría hallarse en una posición más diametralmente opuesta a la arriesgada -aunque justa- propuesta de Valkiria. En palabras del Teniente Aldo Raine (personaje interpretado por Brad Pitt): «Los miembros del partido nacionalsocialista conquistaron Europa asesinando, torturando, intimidando y aterrorizando. Y eso es lo que vamos a hacer con ellos: Ser crueles con los alemanes. […] Los nazis no tienen humanidad, y hay que destruirlos«. Para él todos los soldados alemanes son nazis, esto es, miembros del partido nacionalsocialista; y por tanto merecen morir. Simple. Tarantiniano. Injusto. Pero -de alguna manera- terriblemente divertido.

En cualquier caso, os recomiendo que veáis ambas películas, sabiendo eso sí, como siempre digo, lo que váis a ver, y por tanto lo que podéis esperar de cada una. Y luego dadle una pensada al asunto. Ya me contaréis. Y «cuidaíto» con los «destripes» («spoilers«).

[ Trailer I de Malditos bastardos (el II es demasido revelador). ]

[ Trailer cinematográfico de Valkiria. ]