Los juegos de rol

jueves, 20 May, 2010

Partida de rol.

Yo juego a rol. No tanto ni tan a menudo como me gustaría, pero juego. Después de una afirmación como ésta, la de practicar la actividad que suele ser considerada como el epítome del frikismo (y a mucha honra), caben fundamentalmente dos posibles reacciones: La de quienes no han jugado a rol ni tienen interés en hacerlo (prejuzgando, por tanto, pues desconocen) y la del resto (esto es, los que ya han jugado y los que no, pero tienen una sanísima curiosidad, la de conocer antes de opinar). Estas líneas van dirigidas a unos y otros.

Así pues, llegamos a la inevitable y lógica pregunta: ¿Qué es un juego de rol? Una pregunta sencilla de formular (aunque no muchos la hagan, prefiriendo imaginar o inventar, que viene a ser lo mismo) pero a menudo difícil de contestar de forma que la respuesta abarque la profundidad de explicación necesaria y sea a la par comprensible. Vamos a probar. Y lo haremos como Jack El Destripador, esto es, yendo por partes. En este sentido podemos decir que los pilares básicos del juego de rol son tres:

  • 1º) Narración.
  • 2º) Imaginación.
  • 3º) Interpretación.

Perros jugando al rol.

1º) Un juego de rol es, ante todo, NARRACIÓN. Me gusta pensar que el rol tiene un mucho de la más antigua forma de narración de que tiene recuerdo la Humanidad: la tradición oral. Dado que, como en ésta, al jugar al rol los participantes se reúnen (a menudo en torno a una mesa) para participar en una narración. Sin embargo, en el caso de los juegos de rol los participantes (a partir de ahora jugadores) no se limitan a escuchar la historia que les cuenta junto al fuego el sabio anciano de la aldea (aunque lo hay, y nos referiremos a él a partir de ahora como Narrador -o «Máster»-), no. Los jugadores crean, junto con el Narrador, una NARRACIÓN COLECTIVA. Éste es el principal objeto de un juego de rol: Crear una historia entre todos.

La Llamada de Cthulhu, un juego de horror lovecraftiano.
2º)
¿Pero cómo funciona exactamente? ¿Cómo se juega? El Narrador, usando su IMAGINACIÓN como principal recurso, dispone una historia principal, el marco en el que la aventura se va a desarrollar (y cuyo único límite es precisamente ése, su imaginación), ya sea en la Antigua Roma o en un lejano planeta de un remoto futuro, por poner un par de ejemplos. Los jugadores, por su parte, deberán interpretar el rol de un personaje propio de dicha historia (siguiendo con los ejemplos anteriores, desde un senador o esclavo liberto romanos hasta un extraño extraterrestre con ínfulas de conquistar la Tierra), esto es, imaginar qué harían dichos personajes en las situaciones que fueran surgiendo, tomar decisiones, y narrar en consecuencia sus actos.

Juego de Rol del Capitan Alatriste.
3º)
De esta manera, los jugadores, sin apenas percatarse de ello, están llevando a cabo una labor de INTERPRETACIÓN, se están poniendo en el lugar de dichos personajes (Personajes Jugadores a partir de ahora, o PJs), están ASUMIENDO SUS ROLES. Así como al Narrador, al ser los ojos y los oídos de los jugadores en el mundo en el que se desarrolla la aventura (a él le corresponde describir desde a qué huele en la arena del Coliseo hasta quién sale a recibirlos al desembarcar en la remota colonia espacial) también le corresponde interpretar al resto de los personajes que toman parte en la historia pero que no son interpretados por los jugadores (Personajes No Jugadores o PNJs).

Aquelarre, el juego de rol demoniaco-medieval.
Esto vendría a ser, en líneas generales, jugar al rol. ¿Qué falta? Bueno, lo de menos, diría yo: Dados, hojas de personaje y reglas que componen el sistema de juego que permite dotar de realismo al juego de rol y resolver, razonadamente o a través del azar, aquellas situaciones donde la mera narración de los hechos no es suficiente (p.ej. ¿No es acaso más probable que una femme fatale a lo años ’30 convenza a un borracho de que se juegue el cuello por ella que un ladrón pillado in fraganti convenza al policía de que aquello no es lo que parece?).

Por tanto, y como venimos diciendo, el único límite es la imaginación. ¿Desde que leíste La Ilíada de pequeño siempre deseaste salir de un caballo de madera hacia la dormida y confiada Troya? Puedes hacerlo. ¿No duermes tranquila desde que viste Titanic porque piensas que Jack sí cabía con Rose en el tablón de madera? Ésta es tu oportunidad para salvarlo. ¿Siempre te preguntaste cómo vivieron los conquistadores españoles y los amerindios los fascinantes y difíciles tiempos de la Conquista de América? ¿A qué estás esperando para embarcarte rumbo a Las Indias?

Y es tan inocente y divertido como parece...
Por lo demás… no entraré en detalles sobre la lamentable polémica que unos demagogos y desinformados (paradójicamente) medios de comunicación y una crédula y prejuzgante audiencia y sociedad crearon en torno a una sana forma de ocio (como hacen con todo aquello que es nuevo, no entienden o se sale de los limitados parámetros de la «generalidad»). Mucho se ha dicho y escrito sobre ello, y bastaría con un poco de sana curiosidad, buena información y pensamiento crítico para no caer en tristes tópicos. Aquél que se encuentra desequilibrado acabaría dando rienda suelta a ese desequilibrio a través de la primera forma que llegara a sus manos, ya fuera el cine de acción, el ejercicio de una profesión (la política incluida) o un juego de rol. El medio es lo de menos.

En tal sentido os dejo con unas líneas cargadas de razón de cierto artículo periodístico de Arturo Pérez-Reverte (una de sus estupendas «Patentes de Corso»), titulado Homo Ludens; y con otro artículo escrito por Ricard Ibáñez, al que sin duda podemos conocer como el padre de los juegos de rol españoles, titulado Texto para los que nunca jugarán al rol, y que reproduzco a continuación, como colofón.

Probad a jugar al rol. Buscad una ambientación que os llame la atención y a 2 ó 3 personas bien dispuestas. Coged un manual, echadle un vistazo. No os arrepentiréis, os lo prometo. Y luego me contáis. 🙂

Roleros jugando.

«No se avergüencen. Es humano tener miedo de lo que uno desconoce. Y a lo que uno teme, lo ataca, lo desautoriza, procura apartarlo de sí y de sus seres queridos. No se preocupen. Los jugadores de rol lo entendemos.

Entendemos que en una sociedad básicamente audiovisual como la nuestra, se mire con extrañeza un entretenimiento basado en la imaginación. En el que el jugador, en lugar de adoptar un papel meramente pasivo, como sucede frente al televisor, adopte un papel totalmente activo, creando la narración a medida que la juega.

Entendemos también que en esta sociedad suya y mía, caro lector que nunca jugará al rol, que tiende al individualismo y la soledad, y cuyo futuro parece ser la relación por Internet, haya locos que aún gusten de realizar una actividad colectiva, reuniéndose en grupos de media docena de amigos, tomando un refresco antes de empezar, jugando unas horas alrededor de una mesa y yéndose después al cine o a cenar.

Entendemos que miren con desconfianza, ustedes que han vivido toda la vida arropados por normas y reglas preestablecidas, un juego cuyo único límite es la imaginación de los que lo juegan.

Entendemos, por último, que en un mundo como es éste de principios de siglo, dominado por las nuevas tecnologías, se mire con extrañeza a unos locos que en lugar de jugar delante de un ordenador prefieren volver a la tradición oral, a la narración y al diálogo, como antes de los tiempos del televisor.

Lo entendemos. No se preocupen. Pero… ¿No les gustaría criticarnos con conocimiento de causa? Entonces, ¿por qué no leen algún manual, juegan alguna partida y luego opinan? Y no les preocupe si no les gusta. A diferencia de ustedes, nosotros entendemos que no a todo el mundo le tienen que gustar las mismas cosas.»

Ricard Ibáñez. Texto para los que nunca jugarán al rol.


Frases para recordar (X): El orgullo de la Humanidad

lunes, 10 May, 2010

«Nadie habría creído en los últimos años del siglo XIX que las cosas humanas fueran escudriñadas aguda y atentamente por inteligencias superiores a la del hombre, y mortales, sin embargo, como la de éste; que mientras los hombres se afanaban en sus asuntos fuesen examinados y estudiados casi tan de cerca como pueden serlo en el microscopio las transitorias criaturas que pululan y se multiplican en una gota de agua. Con infinita suficiencia iban y venían los hombres por el mundo, ocupándose en sus asuntillos, serenos en la seguridad de su imperio sobre la materia […] Sin embargo, a través de los abismos del espacio, […]; inteligencias vastas, frías e implacables contemplaban esta Tierra con ojos envidiosos y trazaban con lentitud y seguridad sus planes de conquista».

H.G. Wells. La guerra de los mundos.


«Perdidos»: Lo importante no es el final, sino el camino recorrido

martes, 20 abril, 2010

Perdidos. Lost, si lo preferís. ¿Quién no ha oído hablar de la famosa serie que desde 2004 viene removiendo los cimientos de la narrativa audiovisual a nivel mundial? Tal es su fama que su influencia trasciende ya lo meramente relativo al mundo de las series de televisión, habiéndose convertido por méritos propios en un auténtico fenómeno social. Hay quien dice (y probablemente de forma acertada, en mi opinión) que se trata de nuestra «serie generacional» (una de ésas de las que luego contarás a los que vienen por detrás que pudiste seguir en vivo y en directo, como la Star Trek original o V), igualando experiencias cinematográficas que luego serán compartidas como «culturilla general» (la famosa «cultura pop»), como el clásico «Yo soy tu padre» de Darth Vader al «oh-estoy-flipando» joven Luke Skywalker.

Sea de una u otra manera, objetivamente, se trata de una serie que no deja indiferente y ha levantado todo tipo de pasiones a una  auténtica legión de seguidores a lo largo de los 6 últimos años. Y hallándose el final tan cerca no puede uno dejar de reflexionar sobre lo que ello implica, y las altísimas expectativas que conlleva.

Y he llegado a la conclusión de que, sin importar lo bien que lo hagan Damon Lindelof, Carlton Cuse y compañía, «no matter what«, de lo atado y bien atado que puedan dejarlo todo, uno de los «season finales» más esperado de todos los tiempos dejará a la gran mayoría de los espectadores insatisfechos cuando en el último segundo aparezca en letras blancas sobreimpresas sobre fondo negro la palabra «Lost«, acompañada del clásico sonido (y no me cabe duda de que es así como terminará la serie, fiel a su espíritu).

¿Y por qué? Por varios motivos, entre los cuales no es el menos importante el hecho de que cada fan tiene su propio final en la cabeza, que a buen seguro no cuadrará del todo con el real. También -obviamente- porque la serie se acaba (todo final de algo amado es siempre agridulce). Pero ante todo creo que el problema reside principalmente en un error de concepto: Demasiada gente espera que todo cuadre, que cada misterio quede perfecta y definitivamente resuelto. Y ello es imposible. Pues, aun sin considerar la gran cantidad de enigmas que hay pendientes y el escaso tiempo de que se dispone, un final que todo lo cuadrara traicionaría el espíritu de la serie.

Pues Perdidos no es un enigma resuelto. Perdidos es cada una de esas angustiosas esperas entre capítulo y capítulo, tras el «cliffhanger» final, haciéndonos darle vueltas y vueltas a la cabeza, formulando y reformulando teorías. Perdidos es esa sensación de «no-Dios-mío-no-puedo-esperar-una-semana-entera» al final de cada capítulo, el desasosiego tras el «season finale» sabiendo que por delante quedan meses y meses sin novedades. Perdidos es empezar a ver la primera temporada como tal y terminar viendo Lost con tal de no esperar al ritmo de emisión en España. Perdidos es decir en voz alta o para tus adentros, con una media sonrisa asomando en los labios: «Los muy cabrones han vuelto a hacerlo«. Perdidos es ir a comprar a una tienda y escuchar a dos dependientes hablando de la serie y acabar liado hablando con ellos, proponiendo y refutando teorías, buscando desliar la madeja entre desconocidos que acaban no siéndolo tanto («Live Together, Die Alone«, si sabéis a lo que me refiero).

[ La mejor promo de Perdidos jamás hecha es española. ]

El problema reside en que el espíritu de Perdidos es crear más enigmas de los que resuelve. O dicho en una frase: «Lo importante no es el final, sino el camino recorrido«. Y qué camino, oigan.

Así pues, mi consejo es que disfrutéis del «finale finale« (la madrugada del 23 al 24 de Mayo) por lo que representa, sin presiones, en buena compañía («lostie«, of course), embutidos en vuestro uniforme de la Dharma Initiative con una Dharma Beer en la mano y apostando mangos y papayas sobre el resultado final. ¡Nos vemos al otro lado! 😀

Uniforme de la Dharma Initiative


De un retorno… para quedarse

martes, 9 marzo, 2010


Toda persona ha de luchar sus propias batallas, y a menudo éstas no tienen la buena costumbre de avisar antes de llegar, sino que, sencillamente -y es un poner-, al amanecer tienes a un ejército enemigo perfectamente alineado y con sus gallardetes al viento frente a tus dominios. Y claro, una vez en la vorágine, apáñatelas para estar en misa y repicando. O como reza otro muy castizo, sabio y gráfico dicho español: «Tetas y sopa no caben en la boca«. Así que aquí me tenéis, victorioso y practicando una vez más el eterno retorno a mis dominios, espero que esta vez de una manera más estable (ya me he encargado de apostar vigías en las fronteras, por la cuenta que me trae).

Así pues, y como ligera puesta al día y ejercicio para recuperar el buen tono, comentaremos una serie de cuestiones -más o menos recientes- que han podido quedarse en el tintero en los últimos tiempos:

  • Estreno de la visión «guyritchiana» de Sherlock Holmes:

Por supuesto que no se trata de una noticia novedosa, pero no pude comentarlo en su momento y no quería dejar de hacerlo. Quienes me conocen saben que siempre he defendido -y siempre defenderé- una máxima en lo que a cine se refiere: «Ir al cine sabiendo qué película vas a ver«. Esto es, ver una película informado (que no «spoileado«) sobre la obra que esperas ver, para evitar llamarse a equívocos sobre lo que puedes esperar de tal o cuál película. O lo que es lo mismo: Ajustar las expectativas (que no prejuzgar) y decidir correctamente a qué quieres dedicar tu tiempo (y dinero).

Esto viene a colación del pequeño revuelo que generó esta entretenidísima (y de trepidante ritmo, como no podía sino ser con Guy Ritchie en la dirección) película, dando lugar al inevitable duelo entre los más acérrimos defensores del llamado «canon holmesiano» y el resto.

Y de alguna manera no les falta razón, pero puede que la diatriba tenga su origen en un problema de enfoque: El ir al cine no sabiendo de antemano que ésta no era una película de Sherlock Holmes al uso, sino que vendría a ser al «canon holmesiano» lo que 300 es a la batalla de las Termópilas: Esto es, una visión fílmica libre basada no directamente en la materia original, sino en una previa reinterpretación (el cómic de Frank Miller en el caso de los espartanos y el de Lionel Wigram en el caso del detective londinense).


Pero es que, con eso y con todo, la película demuestra ser más fiel a los textos originales de Conan Doyle de lo que pudiera parecer en un primer momento, debido a que el paso del tiempo y las diferentes versiones cinematográficas han ido moldeando un Holmes ligeramente distinto al estrictamente literario. Así pues, entre sus aciertos se encuentra la representación de un Sherlock Holmes activo, impetuoso incluso, un maestro del disfraz que ante la siempre perpleja mirada de su fiel Watson hace subrepticias entradas y salidas a horas intempestivas tras una pista caliente; un Holmes que se mueve como pez en el agua tanto entre la más rancia aristocracia como entre los individuos de la más baja estofa; un detective que ante la inexistencia de un caso que realmente ponga a prueba sus capacidades mentales y alimente su espíritu da la espalda al mundo, encerrándose y dándose a la droga; un consumado pugilista, capaz de llevar las palabras a los hechos por su cuenta y riesgo, y no meramente un estirado británico; un sagaz e inasequible al desaliento deductor que no descansa hasta dar respuesta a cada incógnita del misterio (y con ello me refiero a las últimas escenas de la película). Por nombrar algunos de sus ciertos.

Así pues, y aunque la película no está exenta de errores (ni mucho menos), es una obra muy disfrutable, tanto por el aficionado acérrimo a Holmes (entre los que me hallo) como por el lego en la materia, siempre que se tenga claro previamente a su visionado qué es lo que se va a ver. Así pues, y al margen de lo que os hayan contado, vedla, dadle una oportunidad, pues la merece.

  • Aprobada la 1ª Temporada de la miniserie de Canción de Hielo y Fuego:

Y es que a principios de este mes de Marzo los «mandamases» de la gran productora (tanto por medios como por calidad) HBO han dado finalmente «luz verde» a la producción de la primera temporada de la miniserie basada en la magnífica saga literaria Canción de Hielo y Fuego (que versará sobre lo acontecido en el primer libro de la serie, Juego de Tronos), de la que ya hablamos con anterioridad. Eso sí, dudo que se emita nada antes de dentro de un año, pero es una gran noticia para los aficionados a la misma. Podéis echarle un vistazo al reparto AQUÍ.

  • El Óscar de Malditos Bastardos:

Sí, sí, es cierto que la película estaba nominada a 8 estatuillas de Tito Óscar (lo cual ya es un triunfo per se) y sólo se ha llevado 1. Pero no nos olvidemos que estamos hablando de una película de Quentin Tarantino en los Óscar. Y lo repetiré una vez más: Tarantino. En los Óscar. Así pues, el premio que se ha ganado a pulso Christoph Waltz interpretando a uno de los más geniales, perversos y carismáticos malvados que haya visto jamás el celuloide (el Coronel Hans Landa se come -no literalmente- en pantalla al resto de los personajes) sabe a auténtica gloria.

  • Los Goyas de Celda 211:

Merecidísimos desde mi punto de vista, pues suponen el reconocimiento a una película que demuestra, fotograma a fotograma, que se puede hacer muy buen cine en nuestro país (como ya hizo en su momento El Método, por ejemplo). Claro, son propuestas arriesgadas, alejadas del habitual (y a menudo casposo y facilón) perfil fílmico español. Pero ya se sabe que el que nada arriesga, nada gana. ¡Ole por ellos! Si sólo tuviéramos más «Malamadres»…

[ Lo importante es que no te confíes… No te olvides nunca de dónde estás. ]

  • Estreno de The Pacific en España:

Muy cercano se halla ya el estreno de The Pacific, miniserie producida por la HBO que podríamos considerar la «heredera» de la absolutamente genial Hermanos de sangre. En una iniciativa poco habitual, la serie se estrenará en España (y doblada al castellano) el día siguiente a su emisión en Estados Unidos, por lo que los abonados a Digital+ podrán disfrutarla a partir del próximo lunes 15 de Marzo (y los demás… bueno, estoy seguro de que encontrarán la manera de verla 😉 ). Con que sólo sea la mitad de buena que su predecesora, ya sería una muy buena producción. Y todo apunta a que así será.

[ God created japs too… right? ]

Bueno, esto es ello por ahora. Espero que os haya servido la información de pequeña puesta al día y de aperitivo de todo lo que está por venir. ¡Esto no ha hecho más que comenzar! 😀


Zum Geburtstag viel Glück

sábado, 27 febrero, 2010

«Age is strictly a case of mind over matter. If you don’t mind, it doesn’t matter«.

Jack Benny.


P.D. Tras una larga campaña, el Conde regresa -y no por última vez- victorioso a sus dominios. Aprestaos, pues, y en breve en los salones nos vemos.


Canción de Hielo y Fuego

martes, 8 diciembre, 2009

Tyrion y Cersei Lannister.
«El día había amanecido fresco y despejado, con un frío vivificante que señalaba el final del verano. Se pusieron en marcha con la aurora para ver la decapitación de un hombre. Eran veinte en total, y Bran cabalgaba entre ellos, nervioso y emocionado. Era la primera vez que lo consideraban suficientemente mayor para acompañar a su padre y sus hermanos a presenciar la justicia del rey. Corría el noveno año de verano, y el séptimo de la vida de Bran«.

Con estas palabras (si dejamos el prometedor prólogo aparte) comienza la saga Canción de Hielo y Fuego, y con ella un viaje que todo lector aficionado a la literatura de fantasía, aventuras o novela histórica debería emprender, y que lo cambiará ya para siempre. Y digo bien, pues aunque la saga suele categorizarse dentro del género de la literatura fantástica (y acertadamente, ya que tiene elementos del mismo), en muchos sentidos encajaría mucho mejor como «novela histórica con elementos fantásticos«, dadas las especiales características de la ambientación en la que se desarrolla, y la forma que George R.R. Martin tiene de narrárnosla.

Robert Baratheon vs. Rhaegar Targaryen.
La acción tiene lugar principalmente en una tierra conocida como Poniente, un continente que tiene mucho de la Inglaterra medieval de la Guerra de las Dos Rosas: Un lugar duro para vivir, con una sociedad de marcado carácter feudal; un mundo donde los grandes señores y sus vasallos luchan por engrandecer sus dominios, los cortesanos juegan a su «juego de tronos» y el pueblo trata de sobrevivir a unos y otros. Pero no sólo se trata de esto, pues el autor logra de forma magistral ir tejiendo una nueva capa de «realidades» específicas de dicho mundo, introduciéndonoslas de forma tal que no cabe duda de que es así como debe de ser, esto es, que es REAL: La caída de la antigua casa reinante de orígenes casi místicos; la existencia de una suerte de «Atlántida» que desapareció en un misterioso holocausto;  estaciones que duran años; grandes y nobles Casas que luchan entre ellas por la supremacía; la convivencia de diferentes religiones y sistemas de creencias; cuentos, leyendas y crónicas históricas que hablan de dragones, magia y criaturas fantásticas que en el momento en que comienza la historia no parecen sino ser el recuerdo de un extraño pasado que no ha de regresar.

Y con esta estupenda premisa George R.R. Martin comienza a desplegar sus habilidades como narrador (y dejando claro en todo momento que se trata de una historia adulta, sin reparar en tabúes), aviándoselas para realizar detalladas descripciones visuales e hilar los pensamientos de los protagonistas sin que ello reduzca el dinamismo de la historia; más bien todo lo contrario, pues nos vemos abocados a encadenar un capítulo tras otro. Además utiliza de forma muy eficaz un sistema «multiperspectiva» de personajes, de tal manera que cada capítulo es narrado desde el punto de vista de un personaje diferente. Y es precisamente en los personajes donde reside el mayor tesoro de esta saga literaria: Complejos, con profundidad, sin «buenos y malos» arquetípicos, se diría que casi están dotados de capacidad para pensar y vivir por sí mismos. No hay «Aragorns» ni «Saurons» tolkineanos (con todo el respeto que le debo al Maestro Tolkien), sólo personas de carne y hueso que toman decisiones, sorprenden y son sorprendidos, viven y mueren. «Valar morghulis«, que dirían algunos.

Jon Nieve y Fantasma.

Son tales las pasiones que esta serie de voluminosas -de 800 a 1.000 páginas por libro- novelas (de la que se espera que tenga 7 entregas, habiendo sido publicadas por ahora 4 de ellas en castellano –Juego de Tronos, Choque de Reyes, Tormenta de Espadas y Festín de Cuervos-, y en espera de la 5ª en inglés –A Dance With Dragons-) viene levantando desde hace algo más de una decáda entre sus seguidores que la inevitable avalancha de productos asociados no se hizo esperar, entre ellos juegos de mesa (de tablero y de cartas), juegos de rol (2 diferentes), cómics, precuelas, camisetas, calendarios, etc. Incluso están en desarrollo videojuegos y la adaptación televisiva (el propio Martin dijo que sería imposible de trasladar al cine) en formato de serie por la prestigiosa productora HBO (responsable de, entre otras, auténticas maravillas como Hermanos de sangre, Los Soprano y Roma). Así como también existen múltiples webs (como la de Amoka, el mejor ilustrador de la saga) y comunidades de aficionados en Internet, destacando en el ámbito hispano Asshai.com y su magnífico foro.

Así que ya sabéis, os la recomiendo vivamente, pues es de lo mejor que me he echado al coleto nunca (y ha hecho tambaleárseme seriamente a Tokien en su campo). Y recordad que… «Se Acerca El Invierno» (siempre leal a la Casa Stark).

Emblema de la Casa Stark.


Frases para recordar (IX): El lector y el libro

domingo, 25 octubre, 2009

El placer de una buena lectura en la que te identificas con lo leído...

«Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas,
y una voz cariñosa le susurró al oído:
¿Por qué lloras, si todo
en ese libro es de mentira?
Y él respondió
– Lo sé;
pero lo que yo siento es de verdad».

Ángel González. Nada grave.

[El bardo de la Ciudadela recomienda] → Sublime…

Tema: Por una cabeza (Tango)